El poema que más me gusta de Antonio Gamoneda es Caigo sobre unas manos del libro Blues castellano :
Cuando no sabía aún/ que yo vivía en unas manos, /ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón./ Yo sentía que la noche era dulce/ como una leche silenciosa. Y grande./ Mucho más grande que mi vida./ Madre:/ eran tus manos y la noche juntas./ Por eso aquella oscuridad me amaba./ No lo recuerdo pero está conmigo./ Donde yo existo, en lo olvidado, /están las manos y la noche. /A veces, /cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra, /y ya no puedo más y está vacío /el mundo, alguna vez, sube el olvido/ aún al corazón./ Y me arrodillo/ a respirar sobre tus manos. /Bajo/ y tú escondes mi rostro, y soy pequeño,/ y tus manos son grandes,/ y la noche/ viene otra vez, viene otra vez. /Descanso/ de ser hombre, descanso de ser hombre.
Este poema tan emotivo muestra los sentimientos de nostalgia de un hijo hacia su madre. El deseo de un hombre a volver a su querida infancia, a volver a revivir esos dulces momentos en los que una madre acaricia a su niño en la oscura noche. Pero en el poema se muestra que sólo son recuerdos que vuelven cada noche de soledad.
Gamoneda expresa de una manera muy tierna y a la vez intensa la sensación que experimentamos de protección y seguridad que nos dan las madres. Cuando nos tienen entre sus brazos sientes que no necesitas nada más, que pararías el momento y vivirías siempre refugiada en ellos.
El poema me gusta porque Gamoneda plasma una sensación aparentemente muy sencilla pero de gran intensidad y que todos experimentamos, por muy duros que seamos. Me encantó que Gamoneda leyera este poema en la conferencia, porque no es lo mismo leerlo que te lo lea su autor.
Aunque Caigo sobre unas manos sea mi poema preferido también me gustaría hacer mención al poema inédito ( fue el más aclamado y emotivo de la lectura poética) Hoy ha de llover, que recuerda el tiempo de la postguerra española.
Cuando no sabía aún/ que yo vivía en unas manos, /ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón./ Yo sentía que la noche era dulce/ como una leche silenciosa. Y grande./ Mucho más grande que mi vida./ Madre:/ eran tus manos y la noche juntas./ Por eso aquella oscuridad me amaba./ No lo recuerdo pero está conmigo./ Donde yo existo, en lo olvidado, /están las manos y la noche. /A veces, /cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra, /y ya no puedo más y está vacío /el mundo, alguna vez, sube el olvido/ aún al corazón./ Y me arrodillo/ a respirar sobre tus manos. /Bajo/ y tú escondes mi rostro, y soy pequeño,/ y tus manos son grandes,/ y la noche/ viene otra vez, viene otra vez. /Descanso/ de ser hombre, descanso de ser hombre.
Este poema tan emotivo muestra los sentimientos de nostalgia de un hijo hacia su madre. El deseo de un hombre a volver a su querida infancia, a volver a revivir esos dulces momentos en los que una madre acaricia a su niño en la oscura noche. Pero en el poema se muestra que sólo son recuerdos que vuelven cada noche de soledad.
Gamoneda expresa de una manera muy tierna y a la vez intensa la sensación que experimentamos de protección y seguridad que nos dan las madres. Cuando nos tienen entre sus brazos sientes que no necesitas nada más, que pararías el momento y vivirías siempre refugiada en ellos.
El poema me gusta porque Gamoneda plasma una sensación aparentemente muy sencilla pero de gran intensidad y que todos experimentamos, por muy duros que seamos. Me encantó que Gamoneda leyera este poema en la conferencia, porque no es lo mismo leerlo que te lo lea su autor.
Aunque Caigo sobre unas manos sea mi poema preferido también me gustaría hacer mención al poema inédito ( fue el más aclamado y emotivo de la lectura poética) Hoy ha de llover, que recuerda el tiempo de la postguerra española.
2 comentarios:
Anna la verdad es que el poema que tu has escogido es el que quería hacer yo ..pero te has adelantado.
Me encanta,creo que todos nos sentimos muy identificados con el poema.
Un beso
Yo también queria ese!!¬¬
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